Entrevistando a una artista dual y diferente: Anaïs Pérez o cuando la poesía y la pintura se aúnan en un solo corazón
Anaïs Pérez Layed
(Zaragoza 1959) es una poeta excepcional con la cual me cité después
de haber leído su colección de poesía El Fuego
de las sombras publicado en Olifante. La conocí poco a poco, entre breves charlas, que fueron
surgiendo al coincidir ambos en algunos de esos eventos artísticos a los que uno
asiste, con suma curiosidad, para no perder el hilo de la miríada de novedades que van floreando por Zaragoza casi
sin darse cuenta.
Anaïs Pérez Layed |
Así llegó el verano, el buen tiempo, los planes vacacionales..., y dando la sensación de que tenemos algo más
de tiempo para atender a esos ‘otros’ quehaceres, me encontré con Anaïs en una
cafetería popular de la Plaza San Francisco. Allí nos saludamos, nos pedimos
algo de beber —ella un té y yo un café con hielo—, y tertuliamos largo y distendido sobre
inquietudes privadas que no vienen al caso comentar aquí, pero que me hicieron
percibir que esta artista es una persona profunda, con talento y de mucha
sensibilidad. Pasada media hora, y ya con Anaïs totalmente entregada a la
conversación decidí principiar la entrevista para no demorarme más de lo
prudente en el cometido. De tal encuentro y
de aquella grata tertulia han quedado recogidas estas líneas que expongo
a continuación:
Publicaste
la colección de poesía El fuego de las
sombras, en la serie mayor de la editorial Olifante, además, tu obra vino
avalada por el prócer de la lírica aragonesa Ángel Guinda mediante un
espléndido prólogo. De “El Fuego de las sombras” quizá se pueda reseñar que está cargada de matices muy intensos y
penetrantes, que derrochan un raro preciosismo lírico, y recordando muy mucho
el prerrafaelismo inglés y simbolismo francés. También se puede hallar una
estética comprometida con la humanidad, donde se muestran las grandes pasiones:
el amor, el dolor, el deseo, la belleza, pero sin olvidar lo ambiguo y lo
mórbido, por lo que te alejas así de cursis sentimentalismos románticos ¿Cuáles
han sido, en tu formación como poeta, tus principales referencias?
Quisiera matizar que
soy una lectora tardía de poesía, para que nadie piense, si aún no ha empezado,
que ha perdido ningún tren, sin embargo, cuando comencé lo hice con gran
desenfreno. Entré en contacto con el mundo literario en 2009 por lo que me
considero bastante autodidacta. Ahora bien, si tuviera que nombrar poetas que
me impactan especialmente destacaría, entre otros, a Neruda, Gamoneda, Olga Orozco, Chantal Maillard, Ángel Guinda y Ángela Serna.
Entrando
como has entrado “por la puerta grande” ¿qué significa para ti la poesía?
La poesía para mí es
como la vida: pasión, intensidad, emoción, mucha emoción..., pero también
muchas horas de trabajo intenso. Corrijo hasta la saciedad mis poemas, incluso
los ya publicados continúo corrigiéndolos, creo en el concepto de obra; no veo
la poesía como una mera composición escrita de forma rápida y sin reflexión, la
creación de un instante, sino como algo serio y meditado, hay un esfuerzo
detrás, a veces, incluso una documentación y, sobre todo, creo que el poema está
vivo y se crea con cada lectura propia o ajena.
Es
sabido que has colaborado en algunas revistas, incluso apareciste en antologías
poéticas como la reconocida YIN: poetas
aragonesas 1960-2010, o Uni-Versos
para Somalia de Quadrivium y algunas otras. ¿Estás preparando actualmente
una nueva colección? ¿Para cuándo cabría esperar una nueva colección de poesía?
Respondiendo a tu
primera pregunta, puedo decir que tengo como tres o cuatro poemarios escritos y
ahora mismo estoy inmersa en uno que creo titularé “Criptografía del abismo” en el que percibo un salto, no sé muy bien
hacia dónde, pero siento que es algo totalmente diferente a lo que había
escrito hasta ahora. Con respecto a la segunda pregunta, no tengo ninguna
ambición de publicar, pienso que debe descartarse esa idea en aras de la
calidad para no caer en la tentación de escribir para cierto publico y acabar
haciendo poesía comercial y mediocre orientada a satisfacer al mercado.
Escribo, en cierto modo, para mí, sin pensar cuándo voy a publicar, sin saber
ciertamente, si realmente lo acabaré haciendo, creo que esto es fundamental
para ser honesta con lo que escribes. Incluso la publicación del poemario de
Olifante “El fuego de las sombras”
fue alentada por Ángel Guinda, antes de que yo misma lo pensara, él mostró
curiosidad por leer el trabajo que hice en el retiro de la Casa del Poeta y
después me animó asegurándome que había calidad para publicar y ya no me dejo
hasta que se publicó el libro y, por ello, me siento muy agradecida.
Además
de la poesía, el arte plástico ocupa un lugar preeminente en tu actividad
artística; El latido de Gaia es el
nombre de tu última exposición de acuarelas que has paseado con notable éxito
por varias salas de Aragón ¿Podrías
explicarnos algo de esta?
La poesía y la pintura son dos vertientes totalmente
diferentes dentro del arte, dos facetas distintas e incompatibles para mí. La
temporada que pinto no escribo y viceversa, porque el estado de ánimo en el que
me encuentro para trabajar en cada especialidad son muy distintos. Cuando pinto
suelo estar con un ánimo muy optimista, reflejo un canto a la vida, al mundo en
su vertiente más amable y “El latido de
Gaia” es precisamente eso, el entusiasmo de la vida, la ilusión, la fe por
el futuro. Escribir es totalmente diferente, es adentrarme en el lado oscuro,
acudir al laberinto, un mirar hacia adentro, un salto sin paracaídas...
Cartel de la exposición "El latido de Gaia" |
Hoy
día donde parece que todo está hecho en el campo del Arte, lo difícil es
resultar particular y contemporáneo a la vez. ¿Cómo definirías tu pintura dentro
de este contexto? ¿Crees que en tu caso ya has encontrado tu propio estilo, o
todavía estás creciendo como artista?
En pintura mi estilo
está muy definido; llevo ya muchos años y catorce exposiciones realizadas con
una mayoría de muestras individuales, por supuestos con variaciones en cada una
pero el estilo desde el comienzo está muy marcado. Comencé a pintar de forma
seria en 2003. Nunca dibujo previamente, suelo trabajar la técnica en húmedo y
directamente a pincel, soy de asumir riesgos... los temas son paisajes desde
una mirada personal, incluso podría decirse que más que aspectos de la realidad
reflejan estados anímicos, oníricos o etéreos.
¿Dentro
de tus habilidades creativas podrías decirnos qué te ha resultado más
satisfactorio en tu faceta como pintora?, ¿y en la faceta como poeta?
La pintura me ayuda a
evadirme de la realidad, con ella me olvido de todo, en ocasiones me he puesto
a pintar y me he olvidado de comer durante muchas horas; casi podría decirse
que es como una droga. Con respecto a la poesía me resulta igualmente adictiva
y aún más dura. Es como si removiera todas mis impresiones, recuerdos que
llegan desde la infancia. La poesía en ese aspecto cobra una intensidad incluso
patológica al tirar del hilo subconsciente y rememorar o crear emociones
sinérgicas para bien o para mal.
Bueno
y para concluir, conozcamos un poco más de ti, ¿qué tres libros de poesía nunca
permitirías que faltaran en tus anaqueles? ¿Y qué tres museos de arte
recomendarías que nadie dejara de visitar?
Empezaría destacando en
libros Esta luz de Gamoneda; también Conjuros de Chantal Maillard; y quizá la
poesía completa de Olga Orozco. Con respecto a los museos, sin lugar a dudas el
Louvre de París y, sin salir de
aquella ciudad, también aconsejaría visitar el Museo de Orsay que recoge buena muestra de la pintura realizada en
el siglo XIX y las primeras vanguardias; por último el museo Tate Gallery de Londres que siempre
tiene presentes muestras de grandes artistas del arte contemporáneo como
Rothko, Picasso o Warhol.
PÉREZ LAYED, Anaïs, El fuego de las sombras, Zaragoza, edit. Olifante, 2013, p. 58. |