22. Jun. (Calles)
Calles, colmadas por la quietud de una pausa arrítmica, diferente, inesperada; por la luz primera del estío que calienta más que ayer, pero menos que mañana; y… por la sordina de algunos pasos arrastrados que parecen no querer llegar nunca a su destino. Calles, donde la pulsión del silencio hierve avivando el fuego de la imaginación; donde el poeta se torna en un dios, y sus cuartillas semejan aquel barro con el que moldear a su propio Yo. Calles, de un quebradizo misterio desentrañado al detenerse en ellas; de una sinfonía de paradojas que roza la tragedia del ayer y la comedia del mañana. Calles donde pausarse, meditar, y traducir en un diario el idioma del sosiego recuperado. Calles, donde tú te encontraste conmigo mismo.
Calles, colmadas por la quietud de una pausa arrítmica, diferente, inesperada; por la luz primera del estío que calienta más que ayer, pero menos que mañana; y… por la sordina de algunos pasos arrastrados que parecen no querer llegar nunca a su destino. Calles, donde la pulsión del silencio hierve avivando el fuego de la imaginación; donde el poeta se torna en un dios, y sus cuartillas semejan aquel barro con el que moldear a su propio Yo. Calles, de un quebradizo misterio desentrañado al detenerse en ellas; de una sinfonía de paradojas que roza la tragedia del ayer y la comedia del mañana. Calles donde pausarse, meditar, y traducir en un diario el idioma del sosiego recuperado. Calles, donde tú te encontraste conmigo mismo.
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