El día 20 de mayo se presentó en la librería Cálamo de Zaragoza la obra Crónica y mirada: aproximaciones al periodismo narrativo, donde varios autores del gremio dieron buena cuenta de la situación actual que vive la crónica literaria.
Llovía
incesantemente, asomado a la ventana los chuzos no hacían sino anegar la calle,
reflexionaba dubitativo si acudir o no a la presentación, pero en un momento
dado cuando ya me disponía a claudicar, una pausa y después unos incipientes y
trémulos rayos de sol me impelieron en aquella trombosa tarde de primavera,
para salir presto en dirección a la librería Cálamo. «Qué suerte he tenido»
musitaba para mí mientras caminaba rápidamente ante el peligro de nuevas acometidas cascadinas.
Dos días antes había tenido noticia, por un cofrade de la literatura, de la
presentación de un libro que versaba sobre periodismo literario —Crónica y mirada: aproximaciones al periodismo narrativo—. «Oye Pablo
tienes que ir, ya verás, el libro trata sobre la crónica literaria actual,
seguro que puedes aprovechar algo para tu doctorado.» decía mi compañero para
animarme. Y es que yo, que siempre fui un curioso, y no poco aficionado a las
crónicas finiseculares asentí con gesto afirmativo ante las palabras que mi
compañero profirió con cándida amistad.
En
mis pesquisas previas averigüé que Crónica
y mirada trataba de una especie de compendio de artículos periodísticos a
propósito de la crónica, redactados por varios autores. Cuando llegué lo
primero que me llamó la atención fue la algarabía que copaba el lugar: jóvenes
y no tan jóvenes, curiosos y estudiantes de periodismo —quizá compelidos
amablemente por algún profesor— se arracimaban en la planta superior de Cálamo
con el subsiguiente resultado de que las sillas preparadas a la sazón se
mostraron insuficientes. «Corren buenos tiempos para el periodismo literario»
reflexionaba mientras realizaba rápidos y serpenteantes movimientos para
hacerme con un sitio.
Comenzaron
las presentaciones de rigor bajo la dirección de María Angulo, coordinadora de Crónica y mirada, la cual resultó ejercer como profesora
de periodismo en la Universidad Pública de Zaragoza —¡ahí se desveló el
misterio de tanta juventud!—, y curiosamente
se daba un aire a la figura de la portada.
Un
profesor peruano llamado Jorge Miguel Rodríguez, coautor de la colección de artículos
principió su discurso afirmando que con la crónica literaria se producía un
reecuentro del español de las dos orillas, y en ese instante tuve por bien remembrar
al vate Rubén Darío que publicó en La
Nación, al Gómez Carrillo de El
Imparcial y al mejicano Ramón López Velarde: «¡Qué lástima que nadie se acordara de ellos,
no tocaba en esta obra» me interpelaba a mí mismo, mientras el prócer proseguía
con sus pláticas: «La crónica vive en un estado crónico» decía con cierta
chanza, y después ponía de relieve la difícil situación que arrostran las modernas
revistas de periodismo narrativo como JotDown o FronteraD. Volví a sumergirme en mis pensamientos y medité
sobre tales dificultades, y cómo se asemejaban en demasía a las de hace ciento
cincuenta años, «quizá siempre fueras así, la prensa ha vivido en un estado
permanente de crisis». En el pasado lejano y reciente hay casos de buenos
proyectos frustrados, que si consiguieron salir adelante fue gracias al
desinteresado trabajo de sus redactores.
Prosiguieron
otros coautores vertiendo explicaciones
de sus artículos correspondientes, entre ellos me llamó la atención un joven
locuaz llamado José María Albalad, que expuso muy vívidamente la situación y
los rápidos e indefectibles cambios que se estaban produciendo en los factores comerciales
de las revistas: internet obligaba a ello. Después le tocó el turno a otro
joven llamado Eduardo Fariña. El tal Eduardo es oriundo de Chile, y en esos
instantes mi volátil imaginación evocó algunos versos de la Araucana: «Guarte Rengo, guarte...», «¿Sería quizá este Fariña
descendiente de algún anónimo conquistador que acompañara al malogrado Valdivia?,
o tal vez ¿correrían por sus venas gotas
de la sangre araucana, que Lautaro o Caupolicán derramaron por su gente?» Volví
inconscientemente a evadirme de la presentación y no fue hasta escuchar una
palabra clave, casi mágica, pronunciada por el autor meridional, que no
abandoné los onirismos para regresar a la sala de Cálamo: «el flâneur».
Resultó
que Eduardo se encargó de departir sobre la figura del ‘metaviajero’ y expuso a los presentes cómo este, es una
evolución de la vieja figura del flâneur
decimonónico: Baudelaire habló de ellos, Walter Benjamin reflexionó filosóficamente
sobre su figura, y el periodista Luis Taboada practicó tal ejercicio con
maestría honrando así la redacción del Madrid
Cómico. Pero Eduardo hablaba de los nuevos flâneurs, de ‘metaviajeros’ como Álvaro Colomer, Gabi Martínez, o
el inimitable y también coautor Jorge Carrión. «En la figura del metaviajero ya no
vale contar el paisaje como en el pasado —comentaba Eduardo—, hay que
contextualizar el paisaje en la posmodernidad...» y proseguía con aquellas
palabras tan repetidas por él: «posmodernidad» y «metaviajeros» que parecían ir de
la mano para el periodista chileno. Una
vez terminada la exposición, otros colaboradores tomaron el relevo. No voy a detenerme
en ellos pues sería alargar lo que no se debe y la verdad sea dicha mi
capacidad de delicuescente atención volvió a traicionarme..
Terminada
la presentación decidí adquirir un ejemplar del libro, la figura de esos ‘metaviajeros’
había conseguido incitar definitivamente mi interés. Cuando
marché de la vieja librería no tenía pensado escribir una reseña del libro, pero
tras su lectura donde me topé con interesantes y claros artículos alejados de cualquier pesado
academicismo, mas no por ello exentos de erudición, se estimuló mi imaginación
y me animé a dejar constancia de aquellos momentos vividos los cuales una
inoportuna lluvia estuvo a punto de aguar. De Crónica y mirada puedo decir que sus entrevistas y artículos son
un límpido espejo de esa vocación, de ese afán por la veracidad que sus autores
han querido transmitir a todos los afortunados lectores que sientan propensiones por
dicho género periodístico.
Crónica y mirada: aproximaciones al periodismo narrativo. |
ANGULO, María (Coord). Crónica y mirada: aproximaciones al periodismo narrativo, (2ª ed. 2014) Madrid: Libros del K.O., 2013, p. 368. 15'90 €
2 comentarios:
Me interesa el libro.
De tu reseña me quedo con la presencia de jóvenes en estos actos. No es frecuente y da esperanza.
Gracias Pedro, sí, hubo mucha gente joven, lo cual es indicativo de que exsiste un verdadero interés en dicho tipo de periodismo.
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