Languidezco en una cama
muy enfermo y arrumbado,
el dolor fuerte me llama
permanezco abotargado;
hay compases de estornudos
y dolores de cabeza
que martillos muy sañudos
arremeten con fiereza.
Los jarabes y una manta
me sirven de buen amparo
y actuando por mi garganta
son armas para el reparo;
tedioso observo la hora,
son esperas de un doliente
que a la espera de mejora
se adormece sonrïente.
Febrero 2011
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