Sobre la poesía y Tempus fugit
Decía
el escultor y poeta Oteyza que la poesía viene de dentro, es parte de nuestra
alma y como tal debe respetarse, y sentir un profundo respeto por aquellos que,
atendiendo a dicha vertiente de la literatura, se enfrentan con sincero respeto
a ella, adentrándose, sin frivolizaciones y con el corazón abierto, en los
terrenos de Erato ―musa de la lírica―. Pero la poesía lírica también tiene algo
de las destrezas de Euterpe ―musa de la música―; pues en especial, con el verso
libre, es en el ritmo donde el artista debería poner extrema atención para
componer su partitura poética y hacer de ella algo hermoso, no ya solo por la
evocación de imágenes, sino por la cadencia de su lectura que acaba llegando al
oído.
Postulado
en aquellas premisas, con mejores o peores resultados, pues el ejercicio de la
poesía siempre es un eterno aprendizaje hasta el final de nuestras vidas, o
hasta que se seca nuestra cisterna de imágenes ―que lo mismo da― se viene aquí
a exponer y diseccionar métricamente y rítmicamente dos poemas que forman parte
de la nueva colección que acabo de publicar bajo el rubro de Tempus fugit: obra donde el tiempo cobra
especial protagonismo como bien se deja presuponer. Sin entrar ahora en un
comentario estilístico, pues no es el motivo de esta entrada, al menos cabe
reseñar que en Tempus fugit he
buscado la individualidad creadora, plasmando bajo el influjo de los meses
otoñales e invernales una obra por la que transitan influencias estéticas a
medio camino entre un lirismo impresionista y decadente, y una hondura intimista
con aroma a saudade.
Portada de la obra |
Analisis métrico y
rítmico: poemas nº XII y XVIII
El
primer poema se compone principalmente de versos impares eneasílabos, pues
siguiendo aquella premisa que dictara el fauno liróforo Pablo Verlaine «prefiere
ante todo la música/ y por lo mismo el verso impar». Así pues si el verso impar
es enasílabo su música, o ritmo, lo lleva un compas de acentuación fija,
establecido en la cuarta y octava sílabas. También hay un verso endecasílabo
sáfico (nº 15) que actúa como una suerte de extensión del eneasílabo por su
acentuación en cuarta, octava y décima. Con respecto al resto de versos ―pentasílabos
y exasílabos― su construcción responde más bien a un recurso enfático o
introductorio, y por ello el acento de estos no resulta importante en ellos
(versos 1º, 6º y 21º).
Nº XII
01.
Se/ cue/lan/ las/ som/bras
(exasílabo. Acento fijo versal)
02.
por/ las/ ren/di/jas/ de/ los/ sue/ños, (eneasílabo. Acento fijo en
cuarta)
03.
por/ las/ fi/su/ras/ de/ la/ vi/da, (Ídem)
04.
por/ las/ pa/la/bras/ fu/gi/ti/vas (Id.)
05.
y/ las/ cuar/ti/llas/ cen/su/ra/das. (Id.)
06.
Ex/tra/ñas, len/tas... (pentasílabo. Acento fijo versal) (ritmo
yámbico)
07.
co/mo el/ tic-/tac/ que/ mar/ca el/ Tiem/po (eneasílabo. Acento rítmico en
cuarta)
08.
en/ las/ de/rro/tas/ de/ los/ hé/ro/es, (Id., 10-1)
09.
co/mo un/ ve/ne/no im/per/cep/ti/ble, (Id.)
10.
o/ la/ con/ju/ra/ de/li/ran/te (Id.)
11.
an/te el/ a/bis/mo/ de u/na es/tir/pe. (Id.)
12.
En/ los/ in/som/nios/ de/ la in/sa/nia, (Id.)
13.
tras/ las/ au/top/sias/ del/ psi/quia/tra, (Id.)
14.
en/ las/ ti/nie/blas/ del/ re/cuer/do, (Id.)
15.
y en/ las/ e/xe/quías/ por/ la e/dad/ per/di/da. (endecasílabo sáfico. Acentos rítmicos en cuarta y octava)
16.
Am/bi/guas,/ tré/mu/las/ y/ mu/das, (eneasílabo. Acento rítmico en
cuarta)
17.
co/mo el/ man/tón/ de/ la/ ti/nie/bla (Id.)
18.
o/ los/ la/ti/dos/ de/ la/ muer/te, (Id.)
19.
co/mo/ la/ ra/bia/ con/te/ni/da (Id.)
20.
o/ la/ trai/ción/ de al/gún/ se/cre/to... (Id.)
21.
se/ cue/lan/ las/ som/bras.
(exasílabo. Acento fijo versal)
* * *
El
siguiente poema ―nº XVIII de la obra―, aún siendo verso libre, está íntimamente
ligado a la silva libre impar. Es decir, hay predominancia de versos impares
con algún par suelto. Atendiendo a su rima he mantenido una sutil asonancia al
final de cada estrofa (o-o) ―salvo en el verso nº5 cuya rima o-o se justifica
para adelantar el efecto sonoro de la asonancia en el final de la primera
estrofa―; por tanto, mediante el proceso de lectura el oído podrá captar esa
musicalidad de la rima dispersa sin, quizá, ser consciente de ello a primera
vista. «Adonde no llegan las palabras con sus significados, van las ondas de
sus músicas» escribía Valle-Inclán.
Atendiendo
al ritmo tampoco he querido dejar que el poema fuera totalmente polirrítmico,
para ello, en los casos de versos endecasílabos he mantenido el acento rítmico
en sexta ―salvo los nº 22 y nº 24 donde he construido dos endecasílabos dactílicos
acentuados en cuarta y séptima sílabas para cambiar el ritmo―. En los
eneasílabos su acento rítmico se ha fijado en cuarta y en los heptasílabos tan
solo he contado su acento fijo versal (el último del verso) que combina en
posición con el rítmico de los endecasílabos. En el caso de los alejandrinos ―compuestos
por dos hemistiquios de siete sílabas―, el verso nº 6 tiene su primer
hemistiquio terminado en aguda sumando así uno, de la misma forma el nº10
terminan los dos en aguda para reforzar la sonoridad interna del propio verso. Con
respecto a los versos tetrasílabos y pentasílabos también funcionan con su
acento fijo versal sumado al énfasis que es el que da sentido y justifica, en
su cortedad, la utilización de dichos versos como recurso estilístico. Por último
hay gran cantidad de palabras con acento prosódico agudo que sirve para
enfatizar la lectura.
En
total el poema en verso libre se construye a partir de 3 alejandrinos; 14
endecasílabos; 4 eneasílabos; 4 heptasílabos; 2 pentasílabos y 2 tetrasílabos.
Nº XVIII
01.
Fue en/ As/tu/rias, (tetrasílabo.
Acento fijo versal)
02.
a/llí,/ de/ pie, (pentasílabo 4+1.
Acento fijo versal) (ritmo yámbico en agudas enfatiza el verso)
03.
des/pués/ de/ re/co/rrer/ —pa/ra_al/can/zar/la—, (endecasílabo. Acento rítmico
en sexta)
04.
los/ an/gos/tos/ ca/mi/nos (heptasílabo.
Acento fijo versal)
05.
de/ ca/biz/ba/jos/ he/lio/tro/pos, (eneasílabo. Acento
rítmico en cuarta)
06.
don/de_en/ sus/ cum/bres/ vi/ des/fi/lar/
hues/tes/ blan/cas, (alejandrino 6+1
y 7. Acentos rítmicos sexta y decimotercera )
07.
y/ len/ta/men/te/, sin/ fan/fa/rrias,
(eneasílabo. Acento fijo rítmico en sexta)
08.
des/cen/der/ has/ta un/ Se/lla_es/tre/pi/to/so. (endecasílabo.
Acento rítmico en sexta)
09.
Don/de es/cu/ché el/ au/lli/do/ de/
las/ gai/tas (endecasílabo. Acento
rítmico en sexta)
10.
e in/ten/té/ com/pren/der/ las/ vo/ces/
del/ do/lor, (Alejandrino 6+1 y 6+1.
Acentos en aguda) (Este verso tiene rima aguda interna que enfatiza el primer
hemistiquio)
11.
al discreto bullir de las cascadas (endecasílabo. Acento rítmico en
sexta)
12.
des/ci/frar/ los/ por/qués/ de/ las/ ca/í/das, (Id.)
13.
y al/ re/pi/car/ de un/ es/qui/lón
(eneasílabo 8+1. Acento rítmico en cuarta)[1]
14.
—en/tre/ ne/bli/nas/ gla/se/a/do— (eneasílabo. Acento rítmico en
cuarta)
15.
e/le/var/ mi/ ple/ga/ria/ por/ un/
dios/ si/len/cio/so. (alejandrino.
Acentos fijos versales en sexta y decimotercera)
16.
A/llí/ pro/bé/ sus/ rús/ti/cos/ man/ja/res (endecasílabo. Acento enfático y
rítmico en sexta)
17.
de/ lí/vi/dos/ ma/ti/ces,
(heptasílabo. Acento fijo versal)
18.
y es/can/cié, en/ un/ va/so/ sin/ fon/do, (eneasílabo. Acento rítmico en
cuarta)[2]
19.
a/quel/ vi/vo e/li/xir/ de/ pe/ri/do/tos. (endecasílabo.
Acento rítmico en sexta)
20.
Des/cu/brí... (trisílabo 3+1. Acento
fijo versal)
21.
Las/ li/te/ra/rias/ ca/lles/ de/ Ve/tus/ta (endecasílabo. Acento rítmico en
sexta)
22.
ba/jo/ sus/ mil/ can/de/la/bros/ noc/tur/nos, (endecasílabo dactílico. Acentos rítmicos en cuarta y
séptima)
23.
y un/ ca/fé/ com/par/ti/do
(heptasílabo. Acento fijo versal)
24.
tren/zó/ los/ dul/ces/ en/sa/yos/ del/ go/zo.
(endecasílabo dactílico. Acentos rítmicos en cuarta y séptima)
25.
Re/cuer/do/ có/mo/ pla/yas/ de/ to/pa/cio
(endecasílabo. Acento rítmico en sexta)
26.
ce/ñí/an/ la/ son/ri/sa/ del/ o/cé/a/no, (endecasílabo 12-1. Acento rítmico
en sexta)
27.
y/ lí/ri/cos/ al/ba/tros/ bus/ca/ban/
su/ co/bi/jo (alejandrino. Acentos rítmicos
en sexta y decimotercera)
28.
en/ los/ fa/ros/ si/len/tes/ y/ re/mo/tos. (endecasílabo.
Acento rítmico en sexta)
29.
Fue en/ As/tu/rias, (tetrasílabo.
Acento rítmico versal)
30.
a/llí/, per/di/do, (pentasílabo.
Acento rítmico versal)
31.
don/de a/tis/bé —em/pa/pa/do/ del/
si/len/cio—, (endecasílabo. Acento rítmico en sexta)
32.
a/ mis/ úl/ti/mos/ á/to/mos/ de has/ti/o
(Id.)
33.
con/su/mir/se en/ un/ hon/do/ cre/ma/to/rio.
(Id.)
Los poemas
Una
vez concluido el análisis expongo los poemas, tal cual, para que el lector
pueda leerlos sin dificultad, ponderando él mismo si todo lo anterior consignado
le ha servido para captar lo que, con mayor o menor suerte por mi parte, se ha
intentado transmitir.
Nº XII
Se cuelan las
sombras
por las
rendijas de los sueños,
por las
fisuras de la vida,
por las
palabras fugitivas
y las
cuartillas censuradas.
Extrañas,
lentas...
como el
tic-tac que marca el Tiempo
en las
derrotas de los héroes,
como un veneno
imperceptible,
o la conjura
delirante
ante el abismo
de una estirpe.
En los
insomnios de la insania,
tras las
autopsias del psiquiatra,
en las
tinieblas del recuerdo,
y en las
exequias por la edad perdida.
Ambiguas,
trémulas y mudas,
como el mantón
de la tiniebla
o los latidos
de la muerte,
como la rabia
contenida
o la traición
de algún secreto...
se cuelan las
sombras.
* * *
Nº XVIII
Fue
Asturias,
allí,
de pie,
después
de recorrer —para alcanzarla—,
los
angostos caminos
de
cabizbajos heliotropos,
donde
en sus cumbres vi desfilar huestes blancas,
y
lentamente, sin fanfarrias,
descender
hasta un Sella estrepitoso.
Donde
escuché el aullido de las gaitas
e
intenté comprender las voces del dolor,
al
discreto bullir de las cascadas
descifrar
los porqués de las caídas,
y
al repicar de un esquilón
—entre
neblinas glaseado—
elevar
mi plegaria por un dios silencioso.
Allí
probé sus rústicos manjares
de
lívidos matices,
y
escancié, en un vaso sin fondo,
aquel
vivo elixir de peridotos.
Descubrí...
las
literarias calles de Vetusta
bajo
sus mil candelabros nocturnos,
y
un café compartido
trenzó
los dulces ensayos del gozo.
Recuerdo
cómo playas de topacio
ceñían
la sonrisa del océano,
y
líricos albatros buscaban su cobijo
en
los faros silentes y remotos.
Fue
en Asturias,
allí,
perdido,
donde
atisbé —empapado del silencio—,
a
mis últimos átomos de hastío
consumirse
en un hondo crematorio.
[1] En este caso el acento en cuarta
tiene una sílaba tónica adyacente antirrítmica, la cual en su lectura rompe o
suaviza el efecto del acento rítmico fijo.
[2] Al igual que en el anterior
eneasílabo―pero con más razón― los acentos antirrítmicos que flanquean el
artículo indeterminado “un” provocan que se matice la acentuación de su acento.
Por ello mismo podría el lector poner el énfasis del ritmo en la tercera y
quinta sílabas cambiando así el efecto melódico del verso.
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