Entrevista a Pablo Parra presidente de la Asociación
de Libreros de Viejo y Antiguo de Aragón (ALVADA), y dueño de la librería
Prólogo de Zaragoza.
Pablo Parra |
Pablo Parra es un
argentino bonaerense que lleva desde la década de 1980 afincado en Aragón; con
más de quince años de experiencia en el mercado de los libros antiguos y de
viejo, desde hace algo más de tres años regenta una librería en la capital
maña. Ayer tuvo la amabilidad de prestarme algo de su tiempo para llevar a cabo
esta entrevista donde dio buena cuenta de la situación actual que ocupan las
librerías de viejo en España.
¿Qué te motivó a
iniciar un negocio tan particular como una librería de libros antiguos en
Zaragoza?
Bueno, la verdad es
que la actividad económica de librería la comencé en el año 1999, allá en
Gurrea de Gallego (Huesca), lugar donde resido. Me dedicaba a acudir a ferias y
a la venta por catálogo, pero debido a la crisis de 2008, surgió la idea de
abrir una librería física con el fin de evitar la asistencia a un creciente
número de ferias que me suponían demasiados gastos. Pero al final, debido a la
situación actual, me he encontrado conque casi hago las mismas ferias que antes
y además debo atender a la librería.
Como argentino,
¿crees que en España hay mayor o menor demanda hacia los libros de viejo o
antiguos que en Hispanoamérica?
Te podría decir la
situación de Uruguay y Argentina, que son los países que conozco. Allí hay más
afición y la gente se acerca más a las librerías de segunda mano, de hecho allí
hay muchas. Veo que la gente muestra mayor interés por la lectura en Argentina
y Uruguay; en Buenos Aires por ejemplo, además de librerías de material nuevo,
tendrás más de cuarenta librerías de viejo y antiguo; así como tres o cuatro
mercadillos que están abiertos todo el año con más de cincuenta puestos cada
uno, lo cual es indicativo de que hay mucho movimiento.
¿Crees que España
ofrece una cantidad aceptable de este tipo de ferias?
Casi todas las
capitales de provincia tienen su feria del libro antiguo o de ocasión, creo que
con una feria por ciudad es más que suficiente. Las ferias son necesarias,
porque es una manera de acercarse al público, todavía subsiste la idea de que
el libro de viejo o de coleccionista es caro. Por ejemplo, hoy día hacen una
reedición en cartoné de La sombra del ciprés es alargada de Miguel
Delibes y seguro que vale más que un ejemplar de primera edición de la
colección Ancora y Delfín.
¿Se podría hacer
algo más desde las instituciones para apoyar a las ferias de libros antiguos?
Hombre…, (risas)
Quizá este no sea el mejor momento para esa pregunta, precisamente el Gobierno
de Aragón acaba de retirar la subvención a la feria del libro viejo, y también
las subvenciones a la feria del libro aragonés de Monzón y a la feria de Jaca,
tan solo ha conservado las ayudas para las ferias del libro nuevo de Zaragoza y
Huesca. En mi opinión, si hay que hacer recortes, deberían ser proporcionales.
Si hay menos dinero debería ser menos dinero para todos, y no conservar la
ayuda en unos casos y quitársela a otros. Quitar a unos para mantener a
otros son políticas un poco ridículas, pero bueno…
Los nuevos
formatos para lectura, como el e-reader, parece que poco a poco se van
consolidando, ¿qué papel deparas a esta nueva plataforma en su relación con las
librerías?
En este momento la
relación no se nota, de hecho en la última reunión a la que asistí con
editoriales y escritores, un distribuidor de Estados Unidos comentó que las
ventas de e-books habían bajado un diez por ciento en su país. Creo que
la tecnología hay que aceptarla porque es buena, y si eso hace que la gente se acerque
más al libro, estupendo. Estoy convencido de que ese formato triunfará, no
tanto por aquellos que se acerquen al libro sino porque aquel que fabrica “la
maquinita” querrá que se venda.
¿Crees qué algún
día podrá haber e-books de viejo o algo parecido?
Pues no sé, so sabría
decirte, pero creo que las editoriales siempre seguirán editando en papel,
están obligadas. Quizá las tiradas no serán ya de quince o veinte mil
ejemplares, pero igualmente habrá una tirada en papel porque se necesita.
Incluso puede que las tiradas en papel sean al final más valiosas al ser menor
su número, así que en ese sentido podría ser positivo de cara a la venta
coleccionista. Por otro lado, las editoriales que publican en digital lo que
hacen es saltarse al intermediario de las librerías, me refiero a las librerías
de nuevo, por lo que podrían fomentar su desaparición; en este sentido mi
sector se ve menos perjudicado por la venta de libros digitales.
Con respecto a la
actual crisis, ¿has notado que la venta de libros antiguos ha bajado o quizá se
ha beneficiado?
Pues, al menos en mi
librería no he notado que la gente compre más porque el libro de segunda mano
sea más barato. Creo que el que compra sigue comprando, quizá algo menos
porque aquel que compraba tiene menos dinero, pero nada más.
En estos años de
profesión te habrás encontrado con libros de lo más variopinto, ¿cuál ha sido
el libro más raro o curioso que ha pasado por tus manos?
Como raro una plaquette
de poemas de Rafael Alberti cuya edición constaba de veinticinco ejemplares, y
que además llevaban una viñeta del poeta firmada por él. También recuerdo una
primera edición de Borges, firmada y dedicada por él mismo de Las kenningar,
una obra sobre la literatura escandinava.
¿Recuerdas alguna
anécdota relacionada con tu negocio que puedas contarnos?
Bueno, recuerdo en la
feria de Zaragoza, cuando todavía existían las pesetas, que tenía una obrita de
Valentín González ‘El campesino’ titulada Yo escogí la esclavitud, un libro
muy raro escrito por un guerrillero de la Guerra civil que huyó a Rusia tras el
conflicto, y que tuvo que marchar finalmente de allí por problemas. Conseguí
ese libro por un soviético que conocía…, bueno el caso es que llegó un señor
preguntando justamente por aquel título que había sido editado en Venezuela, me
contó que hacía años que iba detrás de él y no lo encontraba por ningún lado;
yo se lo saqué, y él emocionado lo ojeó, se lo mostró a su mujer entusiasmado y
cuando preguntó por el precio le dije que valía mil quinientas pesetas,
entonces sobresaltado dijo «pero esto es muy caro oiga», le respondí que
cualquier libro nuevo valía dos mil pesetas, y si además llevaba buscándolo
varios años no era caro, pero finalmente lo rechazo.
También tengo un
cliente, del que no diré su nombre, que goza de una gran capacidad económica,
por decirlo de una forma modesta, y que solo viene a la librería para comprarme
tebeos de mortadelo y filemón.
Y ya como término
a la entrevista, ¿qué le dirías al posible cliente para animarlo a comprar un
libro antiguo?
Yo animaría a la
gente a que entre en cualquier librería de viejo porque seguro que encuentra
algún título de su interés. Todo libro tiene su lector, simplemente tienen que
coincidir y ya está, hay libros que solo se te presentan una vez en la vida,
mucha gente te lo dice. Con los libros, en el noventa por ciento de lo casos,
siempre te arrepientes de lo que no compras, no de lo que compras. Así que
animo a todos a visitar cualquier librería, que no les de vergüenza, y si es mi
librería mejor, por supuesto (risas).
* * *
Aquellos que quieran
conocer a Pablo Parra y su librería Prólogo no tiene más que pasarse por la
calle La Salle nº2 —junto a la Plaza San Francisco—, donde, a buen seguro, su
ingente colección de libros hará las delicias del curioso lector.
Fachada de la librería Prólogo |
-----------------------------------
Librería Prólogo
C/ La Salle nº3,
Tel. 976401513
Abierta Martes a
Sábados 11.00 a 13.30 y 17.00 a 20.00
Domingos 11.00 a
14.00
e-mail:
libreríaprologo@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario