sábado, 28 de abril de 2012

El periodo prosódico.


El periodo prosódico.

En esta entrada vamos a tratar unos de los temas más interesantes que podemos encontrarnos en el intrincado y apasionante campo de la métrica: el uso de los periodos prosódicos.

Los periodos prosódicos en poesía —tanto en su variante de cláusulas como en la de metros— están formados por un grupo determinado de sílabas con un acento rítmico fijo, y en ciertos casos también pude haber un acento extrarítmico. Estos periodos pueden ser puros o compuestos según si el acento rítmico esta al final de dicho periodo (puro) o no (compuesto).

Con respecto a su número los más comunes son los de tres y cuatro sílabas, aunque también pueden encontrarse con más sílabas. La ventaja de los periodos prosódicos frente a la división versal se da principalmente en el uso verso libre, pues permite que esta modalidad cuente con acentos rítmicos constantes que ayudan al oído del lector a la hora de percibir la sonoridad del poema. Otra ventaja estriba en la posibilidad de liberarse de la cesura que marca los hemistiquios, de tal forma, podemos combinar versos extremadamente largos con otros muy cortos, pero manteniendo siempre ese ritmo que da la musicalidad a los versos.

En esencia el periodo prosódico es similar a la cláusula salvo porque admite divisiones mayores de cuatro sílabas, si la cláusula suele estar formada por dos, tres o cuatro sílabas con su acento rítmico fijo, en un periodo prosódico caben además metros de cinco, seis y hasta siete sílabas. Los metros se diferencian de las cláusulas porque necesitan de un segundo acento extrarítmico debido ha su extensión.


Veamos ahora algunos ejemplos:

Para el caso del periodo prosódico por cláusulas —tetrasílabas en este ejemplo— expongo un fragmento de uno de mis poemas todavía inédito.

me desprendo
de los dolos,/ y reposo en/ los misterios/ de infusiones/ legendarias,/
donde qui/dos abrazos/ hacen o,

En este ejemplo las cesuras desaparecen, es importante tener en cuenta esto, porque en caso de acabar alguna cláusula o metro en acento rítmico no se sumará una sílaba más, estaríamos así ante un periodo prosódico puro.

Veamos ahora la otra modalidad: los periodos prosódicos por metros. Para ello utilizaremos el famoso poema de Jaimes Freyre "Venus errante" donde se repiten los periodos de 5+4+5

Sigo a la nave/, que vacila
sobre las olas;
*y sobre el mástil/ veo posar/se a las gaviotas. (Opción A: Caso de periodo prosódico puro.)
*y sobre el mástil/ veo posarse/ a las gaviotas. (Opción B: Caso de periodo prosódico compuesto, con sinalefa en veo y dialefa en se-a )(1)


Los turbios ojos/ de los peces
miran la quilla/ temblorosa
y sus escamas/ a los rayos/ del sol relucen
oigo a los vientos/ que se quejan/ entre las jarcias,
y forman nubes/ de alba espuma/ sus negras colas

Tierra lejana...
No se vislumbran/ de la orilla/ las altas rocas.
y la mirada/ se detiene
sobre la cresta/ de las ondas.

Venus errante/, tú le aguardas/ suaves caricias;
no vio tu rostro el/ marinero,/ pero te adora.
Venus errante...
sobre los mares/ soñó acaso,/ contigo, a solas.

Tocó su nave en/ las riberas/ de nieve y bruma;
sintió su beso en/tre los labios/ la Venus blonda,
y contemplaron/ la bronceada/ faz del marino, (Vemos un caso de sinalefa)
garzas pupilas/ soñadoras.

Tocó su nave en/ las riberas/ que el sol abrasa,
La Venus negra/ fugaz beso/ dejó en su boca,
y se enlazaron/ a su cuello
*brazos de ébano/ y de sombra. (En caso de dialefa en ébano-y)
*brazos de éba/no y de sombra. (En caso de dialefa en de-ébano)(2)
Venus errante/, tú le esperas/ sobre la playa.
¿Eres la ardiente/ bayadera/ voluptuösa? (Vemos un caso de diéresis)
¿Sabes de amores?
No vio tu rostro el/ marinero,/ pero te adora...

Evocan sueños/ y visiones
las soledades/ misteriosas;
y se dibujan,/ a lo lejos,/ entre las nieblas,
sus indecisas,/ vagas formas...

En conclusión la elección de los periodos prosódicos para la realización de poemas en verso libre —o no—, otorgará un mayor énfasis a la musicalidad de la obra, pues es en el ritmo, en ese ritmo sonoro y armónico en donde nuestros composiciones pueden encontrar el acorde soñado. El resto, rimas y estrofas, actuarán como el fino maquillaje y la elegante vestimenta que resaltan la belleza de una figura esbelta.


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(1) Hay que dejar claro que la métrica no es una ciencia exacta, en ocasiones determinar si un poeta ha elegido una u otra división resulta complicado, precisamente por esa posibilidad de que haya periodos prosódicos puros o compuestos; por tanto la coincidencia del acento no siempre permite establecer las divisiones exactas del periodo prosódico.

(2) Personalmente me decanto por la primera opción, con dos sílabas agregadas en el periodo compuesto, ya que la pausa resulta menos dura al oído y la esdrújula ayuda a cambiar ligeramente el ritmo.

martes, 3 de abril de 2012

Llévate un poema nº12, Panteón egregio

Panteón egregio está compuesto por una serie de sonetos dedicados a diferentes autores que en mayor o menor medida han influido en mi obra literaria, de esta forma concluyo la primera andadura de la colección Llévate un poema que durante doce meses me ha tenido entretenido de aquí para allá  distribuyendo sus números por diversos puntos de referente cultural. Esto no quiere decir que no siga realizando más poemas con este formato, simplemente que ahora su periodicidad no será fija, es posible que los futuros ejemplares sean números especiales motivados por diversos acontecimientos.

Aprovecho para anunciar que todos los poemas de la colección se recopilarán en un próximo libro cuya salida será en pocos meses.

Por último quiero agradecer los mensajes a todos los que os habéis pasado por aquí, pues estos han sido el combustible que ha permitido llevar esta nave a buen puerto.


Panteón egregio


A Larra

Tú, crítico e incansable periodista
en las lindes del negro oscurantismo;
tú, duendecillo agitador y artista,
satírico, y henchido de heroísmo.

Del Parnasillo fuiste un activista
con levita de buen romanticismo;
con la ironía y tema costumbrista
trató tu egregia pluma al casticismo.

¡Fígaro ilustre, Fígaro nombrado!,
entre las nieblas de la incertidumbre
firmaste el prólogo a una nueva lumbre.

Mas cuando Eros te dejó lacerado
sin amor, sin progreso y libertad,
hallaste en un disparo la verdad.


A Darío

La apolínea lira tuvo en gracia otorgada
bajo auspicio divino de las altas esferas,
con Orfeo, Museo, y Calíope arpada,
sus armónicos versos traspasaron fronteras.

A las jóvenes almas de la América amada,
a los plectros ansiosos en aquestas riberas,
ese aliento incansable, esa ánfora ilustrada,
derramó el azul néctar con graciosas maneras.

Supo el cisne nocturno levantar raudo vuelo
columbrando las huellas, acechando con celo
tras las cuerdas sonoras de la métrica, y en

las fuentes de Zorrilla, de Bécquer y de Hugo,
vio templarse a la espada liberada del yugo,
la cual adiamantó el fauno de Verlaine.


A Valle-Inclán

Segundo manco dado a nuestra hacienda
con hidalga figura de osado andante,
de quevedesco rostro, grande leyenda
enarbolaba el tirso beligerante.

En vívidas sonatas de fresca ofrenda
sus deslices bulleron prosa radiante,
y al hélitro rasgado en grana senda
remembró aquella pluma rey no reinante.

Del iberista ruedo, de aquellas luces
de bohemia, y los rielos del esperpento,
brotaron las denuncias de un tiempo hambriento.

Hoy tal legado, alzarse vemos cual cruces
nimbadas de haces dulces, y a sus menciones,
ornamos en celestes constelaciones.


A Buscarini

Buscarini, poeta del viejo siglo veinte
romántico tardío, doliente resabido;
a pesar de angosturas, dolores y ludibrios,
sentiste tus sinceras  pasiones por mujeres.

Buscarini, moraste tugurios descorteses,
confeso compañero de opúsculos furtivos,
y de obras dramáticas trazadas con amigos
en busca de clamores, teatros y aduleces.

Qué pésimo suicida al mundo resultaste,
qué enérgico tendero de rimas ambulantes.
El Viaducto soñabas y en Alcalá rondabas.

Al final te tomaron por pobre enajenado
y con la blanca bata mudaste un mes de mayo.
¡Siempre recordaremos tus días de bravatas!


A nuestra lengua

Surgiste en altas tierras de Castilla
en viejos cartularios y cantares,
por tu norma , por tu habla, por sencilla,
te amaron escribanos y juglares.

Nebrija te pulió cual maravilla
y brindó Garcilaso recitares,
otros muchos bañaron en tu orilla
las reglas nuevas, versos y prosares.

Te atildas de castiza por España
te mudas chabacana en Filipinas
y alegre te destapas con tu maña

por aguas del Caribe cristalinas.
Sabrás en esa América aledaña
lucir nuevas alhajas argentinas.

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